La madre de la novia se encargó de coser los 75 cojines que servían para sentarse en el suelo, también tenían mantas con estampados aztecas y mejicanos que consiguieron crear una zona de asiento mágica para los invitados. Pusieron bandejas con galletas, surtido de quesos y vino repartidas en esta zona para que los invitados pudiesen degustar, acompañados de unos músicos, antes de la ceremonia.
Es una boda muy sencilla, con una decoración llena de detalles que reflejan la personalidad de los novios y que se convirtió en una celebración mágica, en un entorno precioso que nadie de los que estuvo allí olvidará. ¡Y sus mascotas seguro que tampoco lo olvidarán porque estaban en primera fila! :P
¡Qué tengáis una feliz semana!
(Fotos vía)
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