Un shooting te da la oportunidad de charlar sobre Blancanieves vía wasap con tu señor marido mientras le dices que te compré manzanas rojas… pero de las rojas, rojas.
Un shooting te hace madrugar un domingo sabiendo que vas a la nieve y no encontrar tus botas de nieve.
Un shooting te hace que te paren en tres controles de tráfico en 37km. Así, recién levantada.
Un shooting te da un puñado (de los grandes) de risas y carcajadas.
Un shooting te da todo esto y más.
Un shooting te da la oportunidad de pincharte con la espina de una rosa, de alucinar con el pino natural y no querer parar de tocarlo, de tener un ramo de novia entre tus manos de nuevo… Te da la oportunidad de conocer a un Justin que no es Bieber y que se va a hacer más famoso que él, de intentar encender velas al frío de la montaña, de mojarte los pies….
Te da la oportunidad de jugar con tul en mitad de un paisaje de ensueño, de sacarte fotos con lo primero que tengas a mano, de enterrarte en la nieve hasta las rodillas, de hacer (o intentar) nudos con las manos congeladitas….
Un shooting te da la oportunidad de descubrir que ser modelo y tener que pasar ese frío igual no es la idea de ser modelo que tenías de enana, te da la oportunidad de descubrir todo lo que hay detrás de la cámara…
Te da la oportunidad de vigilar un conejo que resulta ser el más tranquilo del grupo, de sacarte fotos chorras y sonreír cuando alguien que si está trabajando en ese momento te pilla y te suelta un “anda que… ya os vale!”, te da la oportunidad de llenarte las rodillas de verdín y acordarte de cuando eras pequeña y tu abuela decía que eso no salía y que habías estropeado la ropa…
Un shooting te da la oportunidad de ver las fotos después y exclamar de “yo no estoy tan gorda.. eso es la ropa de invierno, a la próxima me voy con menos capas…”. Te da la oportunidad de disfrutar del sol y la nieve, esa mezcla que tanto nos gusta, te da la oportunidad de conocer un poco más a las personas que acuden al mismo, de sentirte como en casa (sin calefacción pero en casa al fin y al cabo) y en familia…
Te da la oportunidad de soñar despierta con tener una cabaña en la montaña como tercera residencia (la segunda es la de LLanes que llegará algún día…), te da la oportunidad de disfrutar un montón y pasarlo como cuando eras una canija desdentada…
Un shooting te da otro puñado (también de los grandes) de risas y carcajadas. Y otro más. Y otro. Y otro. Y así, sin esperarlo, te llevas un puñado escondido y robado para toda la semana.
Fotografías: Liliana Fernández.
Vintage Bodas
Fotografía Liliana Fernández
Pando Floristas
Olavarrieta Decoración