Por fin llegó el 19 de mayo de 2018 y el secreto mejor guardado de una boda salió a la luz, el vestido de la novia había muchas especulaciones sobre él, cómo iba a ser , qué detalles iba a llevar, las joyas iban a ser de una forma o de otra… En fin, que Meghan llegó y nos dejo (o por lo menos a mi) impresionados.
Meghan se bajó del coche y vimos su vestido creado por Givenchy hecho por Clare Waight Keller, hecho de seda blanca con manga francesa, cola y escote barco, una elección sencilla y acertada. Las líneas del vestido son minimalistas y depuradas.
Por otro lado, cabe destacar el velo de tul de seda, que recoger un detalle muy significativo como son las flores que aparecen en él que representa la flora de los 53 países de la Commonwealth.
Meghan ha conseguido con este vestido, ser ella misma y ser muy natural.
El peinado con un aspecto desenfadado como es habitual en ella, mientras que el maquillaje fue muy natural, hasta el punto que dejaba al aire sus pecas de la cara.
Respecto, a las joyas llevaba una tiara que perteneció a la Reina Mary de Teck abuela de la Reina Isabel II , también aposto por unos pendientes de Cartier
También podemos hablar del novio, que lucia un traje de gala del ejército del aire * Blue and Royal* hecho por Savile Row
Tras la ceremonia y el convite nupcial, por la tarde los novios cambiaron de vestimenta para la fiesta que se iba a celebrar.
Meghan optó por un espectacular vestido de Stella McCartney y con joyas esta vez sí, de Diana de Gales. Un detalle precioso.
(fotos Getty Images)
Y a vosotras, ¿qué os pareció la boda? Espero vuestros comentarios.
Un abrazo fuerte, nos vemos en el siguiente post.
Amaia,
Siempre con Estilo.