Con el paso del tiempo, aunque muchos no le presten atención, se ha ido estableciendo un protocolo de vestimenta para las bodas que no se puede pasar desapercibido. Algunas son comunes para diferentes culturas y otras son más específicas.
Aunque esta especie de protocolo de vestimenta para las bodas ha ido evolucionando y adaptándose a los nuevos tiempos y costumbres, hoy les mostramos algunas reglas básicas que se deben respetar en la medida de lo posible.
¿Qué debe tener en cuenta la novia?
Empecemos por la más importante, la novia. ¿Cómo debe vestir? La respuesta es sencilla, por lo general, la novia suele llevar un vestido largo de colores blancos o crudos. La idea del blanco comenzó como algo que significaba y emanaba pureza y virginidad, orientada a la idea religiosa de abstenerse hasta el matrimonio. Pero, con el paso de los años, se ha ido consolidando más como una tradición y una distinción en la forma de vestir de la novia.
Además, dentro del conjunto de la novia, hay una serie de tradiciones que se han convertido casi en protocolarias. Toda novia, en su gran día, debe llevar algo prestado, algo azul (que según dicen simboliza la fidelidad), algo usado (pues no rompemos con el pasado) y algo nuevo, por la nueva vida y la nueva familia que estás a punto de comenzar. Esto es parte fundamental del protocolo de vestimenta para las bodas.
¿Qué pasa con el resto de invitadas?
Por otro lado, tenemos las 'reglas' que deben seguir los invitados. Por la parte de las mujeres, una norma a seguir casi inquebrantable es no vestir de blanco, aunque como ya os contamos en el post 'Tonos blancos también para invitadas', para las amantes de este color existen muchas maneras de poder escogerlo, como combinándolo con estampados o pedrerías.. La idea es no quitar ningún protagonismo a la novia.
Además, es muy importante seguir a rajatabla las reglas que marca el horario. Si la boda es de mañana, jamás podremos escoger un vestido largo. Siempre deberá ser de talle corto, con un rango de diez centímetros por encima o por debajo de la rodilla. Por el contrario, para la mañana podremos escoger ciertos detalles para el pelo más llamativos como pamelas o tocados, que nunca deberemos quitarnos ni en la ceremonia ni en el banquete.
En el caso de escoger alguno de estos complementos, también hay que seguir algunas normas. Por ejemplo, si se usa un sombrero, el traje debe ser siempre corto, y el sombrero nunca debe sobrepasar el ancho de los hombros. Además, nunca podemos acompañarlo de una pashmina. En España, por ejemplo, un elemento común en las bodas, sobre todo en la zona de Andalucía, es la mantilla. En este caso, se dice que el color debe ser crudo para las solteras y negro para las casadas, puesto que es un complemento muy tradicional. Además, según marca el protocolo, debe acompañar a trajes de una sola pieza y que sean de manga larga o media manga.
Por su parte, el protocolo marca que, sobre todo si se lleva traje corto, por mucho calor que haga se debe llevar medias. Además, por lo general, si la boda es religiosa y nuestro conjunto deja al descubierto los hombros, es aconsejable llevar un chal para cubrirnos en la iglesia.
Lo mejor es averiguar el estilo que va a seguir la novia y la madrina, pues si estas escogen un estilo sencillo y discreto, las invitadas deben intentar no ir demasiado llamativas o recargadas.
Nos centramos ahora en los hombres
Por la parte de los hombres, en el caso del novio, existen varias opciones entre las que escoger. Por ejemplo, tiene el chaqué, una prenda de tonos negros y grises, idónea para las ceremonias diurnas. Además, como elemento a destacar, suele ir acompañado de sombrero y, en los casos más extremos, también de bastón. Por otro lado está el esmoquin, un atuendo más apropiado para las bodas de tarde y de noche, y que tiene como principales complementos el fajín y la pajarita. Por último, tenemos el frac, que es una de las prendas más elegantes para eventos de noche. En su estilo destaca el corte de la chaqueta, corto por delante y alargado por detrás.
Sin embargo, los novios pueden huir de estos tres estilos más clásicos y escoger trajes de corte sencillo, con levita, semilevita o chaqueta corta, válidos tanto para bodas de noche como de día.
En el caso de los invitados, las normas son mucho más simples: deben ir con traje y corbata. En ningún caso deberán ir con chaqué o esmoquin, a no ser que así lo hayan indicado en la invitación o formes parte del elenco de padrinos, que en algunos países suele ser habitual.
Rompemos el protocolo
A pesar de todas estas normas de vestimenta, muchas reglas protocolarias quedan obsoletas con el paso del tiempo, se establecen otras nuevas e, incluso, muchos novios deciden romperlas en un intento de huir de los clásicos. Así, actualmente, principalmente en las ceremonias civiles, es muy habitual ver a la novia con vestidos de colores hasta ahora impensables como el rojo, el verde e, incluso, el negro. También las grandes firmas se han adaptado a los últimos tiempos haciendo trajes de novia cortos e, incluso, trajes pantalón.
En el caso del novio, hoy en día está muy de moda el traje de novio blanco, o, por el contrario, escoger trajes sencillos con un juego de chaleco y corbata en tonos llamativos como el naranja o el fucsia.
Por su parte, una idea establecida era que las invitadas no escogieran el negro para su vestido. Sin embargo, en la actualidad, es de los colores favoritos y más socorridos.
En general, el día de la boda, con todo lo que conlleva, es el momento más especial para los novios, por lo que están en todo su derecho de romper cualquier tipo de norma e incluso imponer las suyas propias. En el caso de los invitados, dependerá siempre del tipo de boda a la que acudáis y la relación que mantengáis con los protagonistas, aunque lo mejor, si queréis acertar siempre, es que os guiéis por estas normas.
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