Char ha sido amigo desde hace tiempo y hemos visto su trabajo en muchas facetas, y para nosotros era más que suficiente. El paquete incluía fotos de compromiso. Sin tener mayor idea de cómo y dónde hacerlas, conversamos desde un inicio que éramos una pareja sin moldes, deseábamos que fuera sencillo, divertido y de buena calidad.
Sin mucho pensamiento dejamos pasar el tiempo, con tanto preparativo ya teníamos encima la sesión y no habíamos pensado en ello. Sebastian es surfo y frecuentemente camino a la playa veíamos el mismo puente, viejo y herrumbrado, muchas veces pensamos cómo desviarnos para llegar ahí pero siempre las ganas de estar en la playa ganaban.
El lunes antes a la sesión (fin de semana) Sebastian agarró el carro y dijo: ‘voy a buscar lugares para la sesión camino a la playa’ y yo dije: ‘excusa perfecta para surfear’ pero en el transcurso del día empezaron a llegarme fotos de la estación, el puente y posterior el mirador: eran sencillamente perfectos.
Había dado con el puente viejo y había descubierto la antigua estación. Una noche antes hicimos maleta y sin decirnos mucho, empacamos, sin accesorios y nada de eso, guardamos secreto para que Char no supiera donde exactamente íbamos.
Al día siguiente, nos levantamos temprano. Llegamos con buena luz y de buen humor, con Char y Andrea como paseo entre amigos. Confesamos que nunca habíamos estado bajo el lente de un fotógrafo pero rápidamente nos relajamos y Char nos fue direccionando; lo disfrutamos muchísimo, estoy segura que los cuatro. Eso sí, el puente sin muchas de sus líneas no es apto para fotógrafos o novios que sufran de vértigo… en nuestro caso fue más adrenalina!
Todo cayó en su sitio: habíamos encontrado un lugar que para nosotros representaba magia y aventura, que además era diferente a las fotos clásicas de novios y que a la vez fue tan simple en su concepto, que no ocupaba nada más.
La escenografía deja mucho espacio para la interpretación poética. Marcas del tiempo en el puente, las líneas del tren que se pierden en el infinito y al mismo tiempo te guían… y todo en un entorno de vegetación muy propio de Costa Rica.
Ambos: puente y mar, con esa percepción de infinito, el contraste, entre vintage y urbano grafitero, lo adoramos!! Loquito como nosotros, el espacio logró transportarnos en el tiempo, la estación era la escena de una película, todos nos conectamos y buscamos rincones y nos olvidamos de las fotos.
Todo fluyó con mucha naturalidad y sobretodo nos divertimos, fuimos nosotros y un par de amigos. Fue la receta perfecta para terminar comiendo los cuatro ceviche en la playa!
Finalmente, sabíamos que había sido un día espectacular y salimos sumamente contentos, pero cuando Char nos entregó las fotos, no caímos de sorpresa, logro capturar cada momentos donde ni pensamos estaba tomando fotos.
Se nos dificulta tener favoritas, todas nos encantan y logró en todo instante, capturar la idea de quiénes éramos, Char es todo un artista no hay duda, hizo de todos los elementos un momento para nunca olvidar.
Fotos de compromiso, claro que sí!! para nosotros valió totalmente la pena, es tan distinto a las fotos de boda, porque es solo la pareja, lo que uno es, más cercano, a cómo uno se ve con más cotidianeidad.
Texto de los novios: Karla y Sebastián <3
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