Por ejemplo, empecemos por el rito. Tanto si te casas por la iglesia como por lo civil, las flores que adornen la estancia pueden ser rosas rojas, algo muy típico en el día de los enamorados pero no tanto en las bodas. La corbata o el pañuelo del novio, las damas de honor o los niños de arras, pueden ir vestidos en el color de la pasión y si te atreves, tu vestido también puede ser colorado.
En el banquete es donde más posibilidades tenemos. En los centros de mesa, las rosas rojas y rosas serán el punto fuerte de la mesa, aunque unas pequeñas tarjetas en la mesa en forma de corazón y deseando a tus invitados un feliz día de San Valentín, pueden ser el detalle que haga inolvidable tu boda.
La tarta puede dar mucho juego. Pide que te hagan una en forma de corazón gigante con vuestros nombres y serás la envidia (sana) de todos. Por último, podemos dar como detalles a nuestros invitados un par de ositos de peluches enamorados (ideal para los más pequeños) o una bolsita llena de caramelos y chocolatinas en forma de corazón.
¿Alguna tiene pensado casarse en San Valentín? ¿Tenéis algún otro consejo?