Para nuestro segundo día en el país, habíamos contratado con la agencia Rutas Vietnam una excursión a la provincia de Ninh Binh, conocida como la Bahia de Halong en tierra, ya que sus paisajes son muy similares a los de la bahía.
El día empezaba temprano en la recepción de nuestro hotel, donde nos recogió H??ng, Perfume en español, quien sería nuestra guía ese día, una joven vietnamita que hablaba castellano, algo poco común en esta zona. Lo bueno de contratar las excursiones por tu cuenta y no con grupos organizados, es que la excursión es privada, contando con un guía solo para nosotros y un minibus para los 4, nada que ver con las excursiones en grupo en la que siempre hay que estar esperando al impuntual de turno, aguantando los chistes malos del gracioso del grupo y visitándolo todo muy a la ligera. Ni punto de comparación.
Tras 2 horas y media de camino entre arrozales, al fin pudimos ver las primeras siluetas de aquella increíble zona. Montañas calizas escarpadas llenas de vegetación, una tras otras, hasta donde alcanza la vista.
Cuando contratamos la excursión, nos dieron a elegir entre visitar las zonas típicas de la provincia, Tam Coc, o ir a una zona aún poco visitada y con apenas turistas, Thung Nang, imaginareis la opción que elegimos ¿no? Daba gusto estar en medio de la jungla y solo oír y ver naturaleza. Era como estar en alguna de las cientos de películas de la guerra de Vietnam, con esos paisajes verdes.
La primera parada era en la montaña Mua y la Cueva de la Danza. Una zona, como os decía muy tranquila, si a caso 3 o 4 turistas más y lleno de vegetación y naturaleza. Nos esperaban 500 escalones, hasta la cima de la montaña, donde podríamos contemplar una de las mejores vistas de la zona.
¡500 escalones! habéis leído bien, todo ello con unos 30ºC de temperatura y una humedad del 90%, os hacéis una idea de lo fácil que era, ¿verdad?
Aunque fue bastante duro, mereció, y mucho, la pena subir hasta allí, sin duda, no nos habían mentido con aquello de poder contemplar las mejores vistas, y sino, juzgad vosotros mismos con estas fotos.
Después de semejante paliza, era el turno de relajarse en un tranquilo paseo en barca por el río a través de estas escarpadas montañas.
La remera de nuestra barca, una señora de 56 años que tan solo chapurreaba algo de francés, se pasó todo el viaje enseñándonos los recursos con los que contaban en la zona “Madame, monsieur, poison, ñam ñam” ” Madame, monsieur, poulet, ñam, ñam” y así con todos y cada uno de los animales que nos íbamos cruzando, incluido un pobre perrito.
La última parada, antes de comer y regresar, fue a la cueva de Bich Dong, una pagoda construida en la montaña de Ngu Nhac divida en tres niveles, encontrándose el ultimo nivel en el interior de la propia cueva. Dado que no nos habían avisado de que la ultima pagoda era a oscuras, y entre murciélagos, no pudimos completar la visita, así que si alguno de vosotros tenéis previsto visitar estas pagoda, preciosas por cierto, ir con una linterna para que podáis completar la visita sin ninguna sorpresa.
Agotados, tras la subidita a la montaña y a la pagoda, paramos a comer en un restaurante de la zona, donde nos dieron a degustar platos típicos de allí, todo exquisito y con unas vistas inmejorables.
Regresamos a Hanoi y nos fuimos pronto a dormir, al dia siguiente nos esperaba un punto fuerte del viaje:
La Bahia de Halong
Como os conté en otro post, desde que vi una foto de un atardecer en la bahía, no podía pensar en otra cosa, escuchaba VIetnam y se me venía esa imagen a la cabeza, estaba deseando poner pie en el crucero, surcar por sus agua y poder contemplar aquel mágico lugar.
Me habían dicho que aquello impresiona, que por mucho que veas fotos y documentales, hasta que no llegas allí, no eres consciente de la belleza de aquel lugar, que por algo es una de las 7 maravillas naturales del mundo. Y lo cierto, es que tenían toda la razón. Aun se me pone la piel de gallina al recordar nuestra llegada al barco. Habíamos estado 4 horas de camino por carretera desde Hanoi, y tras un paseo en lancha, al fin embarcamos en el Halong Glory Luxury Cruise, con la BSO de “El Padrino”, seguida de una versión instrumental de la canción “Imagine”, no pude evitar emocionarme. Había oído mucho sobre el síndrome de stendhal, pues en ese momento pude experimentarlo en primera persona.
Para visitar la bahía hay una amplisima oferta de cruceros, que van desde los 20??? por noche hasta los 400???, nosotros nos decantamos por darnos un pequeño lujo, al fin de cuenta sería una sola noche, y dado que no sabíamos las condiciones higiénicas del país, optamos por un crucero intermedio. Realmente fue todo un acierto hacerlo con ellos, tanto el servicio, como el personal, la comida y las instalaciones, eran de 10. Nos fuimos de allí con pena de no haber hecho el tour de 3 días y 2 noches, porque es como una parada de relax en medio de tanto ajetreo de viaje.
Tras nuestra llegada al barco, en seguida nos dieron nuestros camarotes y nos sirvieron un exquisito almuerzo a base de pescado y marisco de la bahía.
Poco después, nos fuimos a conocer un poco la bahía, empezando por un paseo en kayak alrededor de las formaciones montañosas de la zona, llegando a una laguna donde pudimos ver macacos en su hábitat natural y poblados de vietnamitas que nunca han pisado la tierra. El tiempo hasta el momento nos había regalado días increíbles de sol, teniendo en cuenta que estábamos en plena temporada de monzones, pero para los días en la bahía, decidió darle un toque de misterio a la zona y no dejar de llover en los dos días.
Después del paseo en kayak, paramos a relajarnos en la playa Soi Sim, donde pudimos subir a un mirador y contemplar desde lo alto, toda la bahía, y terminar con un refrescante chapuzón en sus aguas esmeralda.
Por la noche, disfrutamos de unas divertidas clases de cocina vietnamita en la cubierta del barco, mientras tomábamos un refrescante cóctel, contemplando el “no atardecer” entre nubes.
A la mañana siguiente, la mojada del dia anterior pasó factura en Alex, que tuvo que quedarse en el barco descansando, mientras los demás visitábamos la cueva de la sorpresa. Una cueva llena de estalactitas y estalagmitas con formas muy peculiares. Un lugar bonito, pero poco atractivo, dada la afluencia de turistas, ya que todos los cruceros tienen programada las mismas excursiones y aquello está repleto de gente.
Volvimos al barco para tomar un Bruch y despedirnos de la bahía mientras íbamos de regreso. No quería irme, quería estar al menos un día más, aunque no saliera de mi camarote, pero simplemente estar sentada en el balcón, contemplando el paisaje. Pero todo lo bueno termina, y el resto de Vietnam nos estaba esperando.
Y después de aquellos dos días en la bahía, os puedo decir que aquello no es un lugar, es una sensación. La bahía de Halong es emocionarse al contemplarla por primera vez y volver a hacerlo una y otra vez, es surcar sus aguas solo oyendo la naturaleza, en amanecer y solo verla a ella, es respirar hondo y olerla, es… UNA EXPERIENCIA INIGUALABLE que hay que vivir una vez en la vida.
La semana próxima, os hablaremos sobre la gastronomía de Hanoi y los platos que no debéis dejar de probar si visitáis esta ciudad. ¡Que paséis un feliz martes!
Tagged: Bahia de Halong, de mochileros por Asia, de mochileros por vietnam, excursiones norte de vietnam, Ninh Binh, viaje a Vietnam, viaje al sudeste asiatico, vietnam