Afortunadamente lo peor ya ha pasado y, por lo menos para nuestro equipo, el del 2022 ha sido un verano de regreso a la normalidad, además de haber resultado muy divertido. Lleno de actividades, bodas, conciertos, y todo tipo de fiestas mayores, fiestas de cumpleaños, y otras celebraciones que iremos repasando en próximas publicaciones.
También ha habido tiempo para buscar innovaciones que hemos ido incorporando para trabajar mejor, ofreciendo un resultado más satisfactorio a todas aquellas personas, parejas, empresas y entidades que nos han hecho confianza.
Centrándonos en las bodas, la alegría de este año ha sido extraordinaria porque echábamos de menos el contacto con novios, asistentes, organizadores, y colaboradores con los que ni siquiera era posible comunicar de la misma manera.
Por todo esto nos felicitamos, y queremos agradeceros que sigáis adelante. Para nosotros, podéis estar seguros de que el premio ha sido doble. Volver a la actividad, y volver a disfrutarla al máximo. No podemos pedir nada más.
Está claro que con el regreso a la normalidad, también nos reencontramos con los inconvenientes y los pequeños (o grandes) retos que ya se daban en las bodas de hace tres años, y que siempre se podrán resolver un poco mejor con algo de astucia y mucha dedicación.
Por eso ahora toca seguir inventando y preparando soluciones mejores, más imaginativas, y que perturben menos las celebraciones. Algo que dé la impresión de ser como quien no hace nada, y así superar dificultades que si no se resuelven de forma adecuada, pueden estropear el día más importante de los novios.
En este post, y por eso el título, queremos compartir con vosotros una solución, que aplicamos a una boda celebrada hace unas semanas en la Masía La Garriga de Castelladral.
Se trataba de una boda en el bosque, en verano, y por lo tanto al aire libre. Pero con las altas temperaturas de este verano, y por otro lado con las amenazas de lluvia casi diarias, nadie sabía lo que sería mejor, ni si haría sol… o no. En este caso, se prefirió correr el riesgo, y pese a que no salió como se esperaba, logramos que el resultado fuese bastante bueno.
Es cierto que en caso de diluvio habría sido necesaria una solución más radical, y trasladar la ceremonia al interior de la Masía La Garriga, pero afortunadamente bastó sacando los paraguas blancos especiales para bodas, que además de cumplir perfectamente con su finalidad, dieron un aire elegante y al mismo tiempo divertido a la ceremonia.
Seguro que los asistentes recordarán la anécdota durante bastante tiempo. Por nuestra parte, continuaremos buscando nuevas formas de iluminar bodas, de ofrecer un mejor sonido cada año. Y, naturalmente, de resolver los problemas de toda la vida. Entre los que naturalmente se encontrará buscar nuevas respuestas a ¿Como podemos salvar una boda de la lluvia?.
Fuente: este post proviene de Parentesis Grup, servicios para eventos, donde puedes consultar el contenido original.
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