Ains…¡¡qué bonitas son las historias de amor con final feliz!! Y si encima somos testigos de esa historias, ¡¡son más bonitas aún!!.
Vale, en este caso…hemos sido testigos a través de ¡Hola!, pero eso no es motivo para que no nos guste. Tras 5 años de relación y un montón de problemas por fin llegó el gran día: Carlos Felipe y Sofía de Suecia ya han pasado por el altar!!
La ceremonia tuvo lugar en la capilla del Palacio Real en Estocolmo y a ella estuvieron invitadas unas 350 personas (boda low-cost real).
Por la alfombra naranaja (el color favorito de los novios) empezaron a desfilar sobre las 4 de la tarde todos los miembros de la realeza que iban a asistir al evento.
Tras ellos, las familias de los novios hicieron su aparición. Las hermanas del novio, Victoria y Magdalena, llegaron del brazo de sus maridos, el príncipe Daniel y Chris O’neill. Victoria llevaba un vestido de la marca sueca H&M y Magdalena, de Elie Saab, llevaba a su “mejor complemento” su hija Leonore. La pequeña fue pasando de brazo en brazo durante toda la celebración. Ya sabemos que los niños no llevan bien estos eventos…
Las hermanas de la novia también hicieron aparición con sus respectivas parejas.
Y, los últimos en aparecer fueron los padres de los contrayentes. Los reyes de Suecia hicieron su aparición juntos, al igual que la madre y la abuela de la novia.
Tres minutos antes del comienzo de la ceremonia. El novio, Carlos Felipe, llegó a la capilla acompañado por su “best-man” Jan-Ake Hansson, uno de sus mejores amigos.
Los nervios estaban a flor de piel…y la novia aumentó la agonía con sus 6 minutos de retraso (la carita de Carlos Felipe era un poema). Apareció precedida por un cortejo de 4 damitas que iban monísimas y en el que la protagonista fue la princesa Estelle (la hija de Victoria).
El traje de la novia fue una creación de la diseñadora sueca Ida Sjöstedt con seda española de Jose María Ruiz, proveedor de grandes de la moda como Caprile o Varela. Además, llevaba una tiara regalo de sus suegros. Sofía entró acompañada por su padre al son de una canción de Enya. A mitad del pasillo, el príncipe acudió a recogerla para realizar juntos el último tramo del camino hasta el altar y allí vimos a Sofía hacer la reverencia a los reyes.
La anécdota de la ceremonia fueron los “pequeños problemas” que tuvo Carlos Felipe para poner el anillo a Sofía…
La decoración de la capilla y el ramo de la novia eran rosas, hortensias, claveles, guisantes, peonías y fucsia. Los elementos naturales son ramitas de abedul y frambuesa, perifollo silvestre y helechos. Es un adorno floral diferente para lo que nos tienen acostumbrados en estas celebraciones. Los arreglos florales han sido creados por el florista de la corte real, Claes Carlsson y su equipo de 45 floristas.
Las únicas que llevaron regular estar allí fueron las princesas Estelle y Leonore…
La música fue un elemento importantísimo en la ceremonia. Artistas suecos versionaron temas de Rihanna (Umbrella) y Coldplay (Fix You) y, para la salida, los novios eligieron “Joyful Joyful”, que, con su sonido golpel dio un toque divertido y animó a los invitados a hacer palmas al son de la música.
Antes de salir, Sofía hizo su primera reverencia a los reyes como Princesa de Suecia.
Los novios se dirigieron hacia el exterior del palacio, donde los esperaba una carroza para hacer un recorrido por Estocolmo y donde, por fin, llegó el esperado beso…
Tras finalizar el baño de multitudes y, ya en el palacio de nuevo, el rey Carlos Gustavo y el novio saludaron a los ciudadanos y les dedicaron unas palabras.
Antes del banquete, y mientras gran parte de los invitados se colocaban en sus mesas, se hicieron las tradicionales fotos oficiales…
En el banquete, los platos estaban inspirados en la novia y tuvieron en cuenta que la princesa Sofía es vegetariana. Los padres de los novios se dirigieron a los invitados y, después, fueron ellos los que cogieron el micrófono para decirse cuánto se querían. Carlos Felipe le dedicó un discurso precioso a su ya mujer…y ella demostró su faceta como compositora sorprendiendo a su marido con una canción que, aunque la cantó otra persona, estaba compuesta por la propia Sofía.
Y, por fin, llegó el “momento tarta”. Los novios cortaron una tarta de 12 pisos con un diseño muy futurista.
Pero como todo llega a su fin, el broche de oro a esta boda lo pusieron con su primer baile de casados. Los novios fueron a clases de baile, porque la pieza elegida, “El vals de Sofía” era muy lenta y querían hacerlo perfecto.
Y…colorín colorado…esta boda de cuento, se ha acabado…
Besos,
Imágenes: Hola, Vanitatis.
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