Seguramente las novias medievales no acudiesen a su boda tan felices como las de hoy en día, puesto que poco podían opinar al respecto y prácticamente era una mera transacción. Lo que sí tienen en común es que se ponían sus mejores galas, y con más motivo aún ya que muchas conocían a su futuro marido en ese preciso instante.
En la época a la que nos remontamos el atuendo decía mucho más que nuestro actual carnet de identidad, ya que mostraba la condición social y poder adquisitivo.
Los colores jugaban un papel muy importante pero para este traje me he tomado la licencia de usar tonos actuales, puede decirse que es medieval en cuanto a forma pero de ninguna manera ninguna dama se hubiese casado con esos colores tan pálidos más propios de las clases bajas. La moda de casarse de blanco es muy reciente.
El brial está presente durante toda la edad media (s.XI-XV) aunque va evolucionando, sus señas de identidad eran: el largo, tanto que podía incluso arrastrarse; elaborado con ricos tejidos, lujosamente decorado y lo llevaban ambos sexos.
Este es un diseño propio que trata de reflejar la moda en la última época de la alta edad media, siglos XIV-XV.
Es un brial hecho en brocado, abierto en el delantero, acordonado en la espalda y ajustado al torso, definido por un amplio fajín decorado con ricos bordados que ya no marca la cintura, si no un poco más abajo. El amplio vuelo cae a partir de la cadera, pero sin pliegues. Tiene cola y no lleva mangas, lo que nos deja ver las de la camisa cayendo hasta la rodilla, ribeteadas con pasamanería dorada y ajustadas al brazo con un manguito de igual tejido que el brial. A través del escote recto de la parte central, que marca el pecho, también podemos ver la delicada camisa de gasa.
Estas maravillosas fotos se han realizado en distintos lugares históricos de Burgos a cargo de Furview Photography.