En el país vecino, Francia, descubrimos una ruta de especial interés declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000.
El valle del Loira, es el valle del río Loira, en el centro de Francia, y es conocido como el «jardín de Francia». Se caracteriza por la excepcional concentración de castillos, mudos testigos de la historia francesa en uno de los ríos más influyentes del país. Los castillos del Loira fueron edificados, principalmente, en el Renacimiento, si bien el origen de la mayoría de ellos se remonta a la Edad Media. Para recorrerlos, el paseo puede comenzar en Sully-sur-Loire y continuar con el castillo de Chambord. En Cheverny, Tintín nos hace de guía durante nuestra visita al castillo más contemporáneo. El castillo de Blois nos sumerge en la historia y se nos presenta como la residencia favorita de los reyes de Francia. El Dominio de Chaumont sur Loire domina el río desde la margen izquierda del Loira: al morir Enrique II, su esposa, Catherine de Médicis, compró este monumento y exigió de su rival, Diana de Poitiers, que se lo cambiara por el de Chenonceau. Este último nos lleva a dar un rodeo por las orillas del Cher, que el castillo atraviesa con elegancia. Sigamos nuestro recorrido hasta Valençay, un regalo de Napoleón a Talleyrand. Un poco más lejos, en el Valle del Indre, la Ciudad Real de Loches, una de las más hermosas ciudades fortificadas de Francia, nos ofrece visitar una torre del homenaje y una vivienda renacentista. Después, volviendo a las orillas del Loira, nos detendremos en el Castillo Real de Amboise que fue una de las numerosas residencias de Francisco I y la de Carlos VIII. Leonardo da Vinci, quien vivió en el Clos Lucé durante los tres últimos años de su vida, descansa en la capilla del Castillo Real. En Villandry, recorreremos sus célebres jardines renacentistas y Azay-le-Rideau, otro símbolo del encanto de las residencias italianas. El viaje por la región Centro termina en dos fortalezas; Langeais, incuestionablemente medieval como así lo atestigua su puente levadizo en perfecto estado de funcionamiento y Chinon. Así podemos establecer la ruta de los 21 castillos para contemplar la belleza de estos monumentos con tanta historia.
Otra atracción de la zona son ?Los jardines? que envuelven algunos de los castillos, representan una de las principales expresiones arquitectónicas en el Valle del Loira. Hay jardines románticos, como el de La Chatonnière, o el Grand Courtoiseau; de perfume, como el de Chamerolles, ingleses, como el de Sasnières; italianos, como el de Valmer o de inspiración asiática, como el que rodea a la pagoda de Chanteloup. En el Valle del Loira se pueden encontrar parques y jardines que parecen sacados de un cuento de hadas, como el de Rivauy jardines-huertos, como el de la Bourdaisière y, por supuesto, el jardín renacentista de Villandry (Touraine), el más emblemático de todos.
Las ciudades a visitar en la orilla del Loira que concluyen esta ruta son Orleans (un paseo por Orléans lleva a descubrir animadas calles, la grandiosa catedral gótica de Sainte-Croix, el Hotel Groslot, una imponente plaza Mayor con terrazas, y encantadoras callejuelas medievales y renacentistas), Blois (elegido por los Reyes de Francia y la Corte del Siglo XVI como lugar de residencia, Blois invita a soñar recorriendo las estancias de su majestuoso castillo, y a pasear por sus tortuosas callejuelas llenas de encanto. Su centro histórico, sus barrios antiguos, sus monumentos de una gran riqueza arquitectónica como la Catedral Saint-Louis, la Iglesia de San Vicente, el palacio de Alluye o la Abadía de San Laumer, otorgan a Blois el título de ?ciudad de Arte y de Historia?), Tours (esta ciudad, cuyo barrio medieval es un modelo de renovación y animación, simboliza el verdadero arte de vivir francés. No hay que dejar de visitar el barrio peatonal Plumereau ni el Mercado de Flores, que se celebra cada sábado), Chartres (si el nombre de Chartres es conocido internacionalmente se debe, sin duda, a su catedral, Patrimonio Mundial de la UNESCO. Mezcla de lo mejor del arte de los siglos XII y XII, la Catedral de Nuestra Señora se erige como el monumento medieval más prodigioso de Europa tanto por su arquitectura, como por su dimensión o por sus 2.600 m2 de vidrieras originales) y Amboise (la ciudad de los Reyes de Francia y del Renacimiento).
Para hospedarnos durante la ruta recomendamos escoger alojamientos con encanto, ya que muchos de los castillos son actualmente hoteles y restaurantes que ofrecen habitaciones de lujo ambientadas en la época renacentista; y así, elaborar una luna de miel digna de príncipes y princesas.
Para llevar a cabo la ruta existen varias opciones, pero sin duda recomendamos realizar un crucero por el río Loira y combinarlo con tramos en bicicleta (recorrido seguro y señalizado, preparado para ello con áreas de descanso y comunicación en tren).
El broche final a este viaje lleno de romanticismo nos lo otorga unos días de estancia en la ciudad del amor por excelencia, París. Combina la ruta de los castillos con unos días visitando esta hermosa ciudad.
Os dejamos con este regalo para la vista…
Hacemos las maletas?
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