Hasta que empecéis a conocer este sitio y me empiecen a llegar vuestras historias voy a
publicar poemas, cartas y vivencias románticas que vaya encontrando por ahí y espero que os gusten tanto como a mí.
Este blog es vuestro, pero hasta que sepáis que existe os lo tomo prestado para publicar yo mis propios sentimientos, mis propios recuerdos, las palabras que de alguna manera, en algún momento de mi vida, tuvieron algún significado para mi corazón. Espero que me
sepáis perdonar ya que yo nunca pretendí ser la protagonista.
El primer poeta del que os quiero hablar hoy es R. Tagore, que además es sin duda mi favorito. Supongo que ya lo conoceréis, pero por si aún hay alguien que no conocía su existencia, les diré que se trata de un escritor bengalí, que fue Premio Nobel en 1913. Nació en Calcuta allá por el 1861 y era conocido como <<Gran Centinela de la India>>.
A continuación os muestro un pequeño fragmento de su obra. Quizás uno de mis favoritos.
Querría decirte las palabras más hondas que te tengo que decir; pero no me atrevo, no vayas tú a reírte. Por eso me río de mí mismo y deshago en bromas mi secreto. Sí, me estoy burlando de mi dolor, para que no te burles tú.
Querría decirte las palabras más verdaderas que te tengo que decir; pero no me atrevo, no vayas a no creerme. Por eso las disfrazo de mentira, y te digo lo contrario de lo que te quisiera decir. Sí, hago absurdo mi dolor, no vayas a hacerlo tú.
Querría decirte las palabras más ricas que guardo para ti; pero no me atrevo, porque no vas a pagarme con las mejores tuyas. Por eso te nombro duramente y hago alarde despiadado de osadía. Sí, te maltrato, de miedo que no comprendas mi dolor.
Querría sentarme silencioso al lado tuyo; pero no me atrevo, no se me vaya a salir el corazón por la boca. Por eso charlo y disparato y me escondo el corazón tras mis palabras. Le pego a mi pena rudamente, no vayas a pegarle tú.
Querría irme de tu lado; pero no me atrevo, no vayas a conocer mi cobardía. Por eso llevo alta mi cabeza y paso como distraído junto a ti, que con el rayo constante de tus ojos renuevas siempre mi dolor.
¿Qué os ha parecido? Creo que la mayoría hemos vivido una situación así en alguna ocasión a lo largo de nuestra vida. Hemos fingido no sentir nada delante de una persona a la que amábamos profundamente por miedo a su rechazo. ¡El amor es tan complicado a veces!
El próximo fragmento también creo que es de lo más profundo y bonito y tiene mucho sentimiento. ¿Quién no ha necesitado así a alguien alguna vez, con ese deseo que te quema el alma?
¡Te necesito a ti, sólo a ti! Deja que lo repita sin cansarse mi corazón. Los demás deseos, que día y noche me embargan, son falsos y vanos hasta sus entrañas. Como la noche esconde en su oscuridad la súplica de la luz, en la oscuridad de mi inconsciencia resuena este grito: ¡Te necesito a ti, sólo a ti!
Como la tormenta está buscando paz cuando golpea la paz con su poderío, así mi rebelión golpea contra tu amor y grita: ¡Te necesito a ti, sólo a ti!
El siguiente retazo tiene un significado muy especial para mí porque es algo que he vivido y que sigue rondando aún hoy en el aire y por eso lo he dejado para el final. Seguro que también os sentís identificados con estas palabras, porque aunque parece que apenas dicen nada, lo cierto es que transmiten un gran mensaje. ¿No os lo parece? Supongo que a vosotros también os habrá pasado alguna vez. Ya me contaréis.
Fue un día en que yo no te esperaba. Y entraste, sin que yo te lo pidiera, en mi corazón, como un desconocido cualquiera; y pusiste tu sello de eternidad en los instantes fugaces de mi vida. Y hoy los encuentro por azar, desparramados en el polvo, con tu sello, entre el recuerdo de las alegrías y los pesares de mis anónimos días olvidados.
Hasta nuestra próxima cita.
Fuente: este post proviene de Patchwork de Corazones, donde puedes consultar el contenido original.
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