‘Esta boda puede molar mucho!’ - recuerdo que pensé después de más de tres horas de intensa charla. Y vaya si moló… ¡moló mucho y bonito!
Una boda tan personal se merecía una imagen gráfica a la altura, así que cogimos dos de los iconos más representativos de Nueva Zelanda, el kiwi y la hoja de helecho y los plasmamos en su logo. Mucho verde, madera y blanco para conseguir una estética rústica plagada de detalles que hablaban de la pareja.
El seating es uno de mis rincones favoritos de esta boda y no solo por como lució en conjunto, sino por la originalidad de las tarjetas que lo formaban, idea brillante de los novios! Había una tarjeta por invitado, cada una con su chapita personalizada y un círculo magenta que debían rascar para descubrir en que mesa les había tocado ¿Puede molar más???!!! El resultado final fue impresionante.
Para el fondo del photocall una amiga de la pareja realizó una ilustración de inspiración Nueva Zelanda, en la que no solo se destacaban las cosas más representativas del país, también aparecía Hobbiton, lugar de visita obligada para Sandra y Rubén.
Uno de los detalles más originales de la boda fue incluir a un caricaturista. Desde este rincón Caricaturas on fire retrató a todos los invitados que se atrevieron a ‘someterse’ a su lápiz. Los más osados repitieron durante la barra libre, esta vez seguro que un poco más despeinados…
Hay cosas de esta boda que no sé si se repetirán algún día, que el menú estuviese impreso en las bolsitas que contenían los cubiertos y que más tarde servirían para rellenar con chuches, es una de ellas… Sin dudas la minuta más especial que he realizado hasta el momento.
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