Lo que el propietario demandaba era un vestidor, una gran ducha y versatilidad de un espacio que pudiera ser dividido en caso de necesidad y todo ello sin salirse de un exiguo presupuesto.
Y la propuesta de Karin Matz, consistió en elevar la cama sobre el armario y separarla por una mampara de la cocina. Dotar a la zona de cocina- dormitorio de un aspecto renovado y blanco más acorde a un espacio nuevo y a un nuevo uso, mientras que en la zona del salón quiso mantener la esencia del anterior uso del espacio manteniendo paredes e instalación eléctrica vistas. Un homenaje a la esencia del lugar.
A ver, ¿qué os parece?
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